Madera, heno y hojarasca

La semana pasada termine mi primer ciclo de estudios, lo que quiere decir que ahora me encuentro en un periodo de vacaciones. Como ya lo he dicho en ocasiones anteriores, adoro este tiempo, es algo placentero estar sin las preocupaciones de las tareas, exposiciones, exámenes, los profesores coimeros y tantas cosas más que se suscitan en el aula. Nunca he sido el niñito estudioso y “chancon”, al contrario, me he caracterizado por ser el alumno [mayormente en la secundaria] mediocre, irresponsable, ocioso, respondón, criticón, bullanguero, y cuantos adjetivos como estos se te puedan venir a la mente. Todo eso a pesar de las interminables tardes de mi infancia en las que me la pasaba estudiando en un arcaico escritorio, frente a la furibunda mirada de mi padre, el cual cargaba en sus manos un intimidante látigo que esperaba impaciente que llegue el momento de ser usado. Entre sollozos, después de ser atrapado y humillado por una buena cueriza ejecutada por no escribir correctamente las frases mínimas [odiaba esas frases mínimas], imaginaba,-numero1: averiguar quien fue el desdichado que invento el estudio –numero 2: construir una maquina para retroceder en el tiempo- y numero 3: viajar en la maquina y meterle un tiro a aquel hombre. Que ocurrencias ¿no? De seguro que alguna vez tú pensaste en algo similar. Este semestre no fue para nada uno malo, pero tampoco uno como para que me den un diploma de mármol tallado con mi nombre y con el epíteto: “al alumno estudioso”.

Debo reconocer que en algunos días la flojera hizo de mí su presa, a veces no hice las tareas y en algunas clases me quedaba dormido ignorando por completo la explicación dada por el profe de turno. Sin embargo salí aprobado en todos los cursos y con un puntaje para nada desdeñable [inteligencia y artimañas de la experiencia]

Hace dos días [eso creo] estaba leyendo un libro que me presto un amigo. En una de las paginas se citaba el siguiente texto“Y si sobre este fundamento [Cristo] alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.” [1Corintios 3.12, 13] después de leerlo me puse a pensar en todas las cosas que estaba haciendo, que era lo que producía, ¿si oro u hojarasca? La Biblia también nos dice en [2Corintios 5.10] que “es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” Todos los cristianos vamos a pasar por esa instancia, ahí se va a ver que fue lo que producimos. Todo el bien que realizamos con fe y por la gracia de Dios será oro, plata o piedras preciosas, las cuales resistirán al “fuego” de prueba y ello nos hará acreedores de gratos galardones; no obstante, todo el mal y no solamente el mal, sino también el bien que hicimos independientemente de Dios, sin el control del Espíritu Santo, pues, lamentablemente será como madera, heno y hojarasca. Puedo vislumbrar quemándose como hojarascas todas aquellas horas que me dormía en clase, los días de holgazanería en los que no hacia mi tarea, los momentos en los que me copiaba en los exámenes, las veces en que me entretenía haciendo cualquier otra cosa que no sea prestar atención a la explicación del profesor [y no servirá la excusa de que estuvo aburrida] y no solamente eso, también las palabras, lo que dije a sabiendas de que no era correcto, Todo, todo, todo lo que hice fuera de Dios, sin el propósito de gloriar su nombre se quemara, se quemaraaaaaaa [eso si que va a ser harto]

La verdad es que no quiero que la cantidad de madera, heno y hojarasca sea mas que la de oro, plata y piedras preciosas [hasta el momento ganan las primeras], y para eso tendré que ponerle mas empeño a lo que haga, gloriar su nombre con cada una de mis acciones, hacer todo para Dios, con el propósito de cumplir su voluntad.Y tú, que producirás ¿madera, heno y hojarasca?