jueves, 13 de mayo de 2010 | By: Compañero de Milicia

En Peligro de Extinción



El uso de la palabra perdón se ha tornado muy ajena a nuestro vocabulario, parece haberse extinguido de nuestra habla, es como si paulatinamente la fueran borrando de nuestra mente. Y sí; yo también lo sé, pedir perdón es realmente difícil, se te hace un nudo en la garganta al estar delante de la otra persona con las intenciones de decir –perdón-, pero es necesario hacerlo. Hay veces en las que a pesar de haberle causado un daño a alguien, nos parece alo idiota pedir perdón, y solo después de haber lidiado con nuestro fuero interno y sucumbir ante sus reproches, caminamos trémulos hacia la otra persona y con una cara que refleja inocencia finida, articulamos: ah, este… parece que te ofendí con lo que hice ¿no?- uhmm, bueno, sí, un poco- con la frente hecha un abanico, los ojazos abiertos y con la sonrisa mas boba, decimos: aaa,eee…disculpa. ¿Que? ¿Disculpa? ¿y el perdón? Sí, quedo de lado, fue más fácil ese disculpa que etimológicamente no es mas que echarle la culpa de lo sucedido a otro, y eso sin contar de que lo dicho no fue de corazón.

Pedir perdón es bueno y tú lo sabes, te refresca el alma, te da paz, te hace sentir… dichoso. Sino pregúntale a David y su salmo 32. No esperemos hasta causar un mal grandísimo para hacerlo. Pablo nos dice lo siguiente:”… perdonaos unos a otros si aluno tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdono, así también hacedlo vosotros” [colosenses 3.13] tu lo leíste “si aluno tuviere queja”. Esto sí que es un acto muy costoso, pero Dios quiere que así como El nos perdono, nosotros también nos perdonemos unos a otros. Decidamos programar nuevamente la palabra perdón en nuestra cabeza, reinsertémosla en nuestra mente, que esté ahí, latiente, esperando ser usada en el momento debido, no dejes que se esconda entre los oscuros, hazla emanar desde lo mas profundo de tu corazón, con sinceridad. Y ayuda a evitar que siga en peligro de extinción