martes, 18 de agosto de 2009 | By: Compañero de Milicia

Toma el escudo


Nunca imagine aquel pasmado final, no paso por mi mente la idea de que todo quedara así, tan inverosímil, tan nublado y misterioso; esperaba que alguien encontrara una cortadura en su piel o que dijera: hey!! Tranquilos muchachos es una broma, que alguien confiese su bufonada, su patraña de tan mal gusto o hasta que sea una fabulosa parodia de Damián y el Toyo; pero no, nada de eso sucedió, sino que llegaríamos así hasta altas horas de la madrugada con los nervios de punta y el miedo que nos penetraba hasta los tuétanos. Nada quedaría resuelto.

No estaba en mis planes quedarme a dormir en la iglesia aquella noche, pensaba irme a mi casa, leer mi Biblia o pedir prestado un libro de la oficina para leer en la comodidad de mi cama, pero la insistencia de algunos y la responsabilidad de tener que arreglar el salón de adolescentes a la mañana siguiente, me hicieron cambiar de opinión; decidí quedarme y pasar la noche en las “cómodas” camas del cuarto de los internos, sin la mas mínima intuición de lo que podría pasar mas adelante…

Estábamos en el cuarto tratando de arreglar unos pequeños parlantes para escuchar música, Cesar estaba en su cama leyendo un poco; fue ahí cuando me dio ganas de ir al baño, pero como ni loco iba a bajar solo, pregunte en voz alta quien quería ir, todos excepto Cesar decidieron ir antes de poder dormir. Bajamos. Entraba uno por uno hasta que termine, salga y vuelva a subir. Subió Jorge, Isaac le siguió, solo quedamos Ángelo y Yo, así es que decidimos esperarnos el uno al otro, subimos las escaleras y de repente Buuuuuuuuuuaaaaaa!!! Era Jorge que con una sabana encima trato de asustarnos, entre tosiendo a la habitación, pero no por el susto, sino por la risa que me causo aquel pueril acto; Cesar intervino y dujo: miedosos parecen niñitos [o algo así], sus palabras eran comprensibles, ya que todo los viernes cuando nos quedamos un grupo de muchachos en el templo, pasa algo similar al ir al baño o a alguna habitación, nos asustamos entre nosotros o contamos alguna historia de terror hasta quedar lelos.
Me senté en la cama; Jorge yacía en ella, Cesar estaba en el primer piso en el camarote de al frente, mientras que Ángelo ye Isaac se encontraba en el segundo; me saque los zapatos y medias. En promedio una persona NO se demora menos de 18 segundos en hacerlo y tus ojos quedan a 68 cm. Del piso aproximadamente. En tal tiempo y distancia puedes distinguir con suma claridad lo que se encuentra disperso en el piso a 1 metro de radio, mirando fijamente tus zapatos [sobre todo cuando el piso es verde]. Con los pies descalzos subí por completo en la cama, me prepare a taparme cuando de repente escuchamos la concisa pero alarmante voz de Cesar que decía: ¿de quienes son esas gotas de sangre que hay en el piso? – toño revísate, porque tu has estado por ahí. Todos cambiamos las posiciones en las que nos encontrábamos para poder observar las gotas de sangre y Yo, pues, comencé a revisarme porsiacaso me halla golpeado al subir, aunque era conciente de que la sangre no provenía de mi, pero de todos modos comencé a revisarme parte por parte, facción por facción para comprobar lo evidente. Termine de hacerlo y dije: la sangre no es mía, ya me revise. Todos comenzamos a inspeccionar nuestro cuerpo, nos mirábamos en el espejo detalladamente, pasábamos nuestras manos minuciosamente por el cabello, orejas, nariz, brazos, piernas, nos decíamos unos a otros: revísame la cabeza de repente me he golpeado y no me he dado cuenta. Cesar intervino otra vez diciendo: Toño revísate bien porque tu has estado por ahí. Comencé a pasar prolijamente mis manos por mi rostro y cuerpo, pero nada no encontraba el mas mínimo rastro de sangre; con un papel higiénico limpiamos la sangre mirándola fijamente a la luz y pudimos corroborar que en realidad era sangre. A esa altura las interrogantes ya surgían por mi mente: ¿como puede ser que al momento de sacarme los zapatos, no haya podido divisar las gotas de sangre que aparecieron luego a 15 cm. De mis zapatos? ¿y si es que la sangre era de alguien como le había echo para dejarla ahí en menos de 30 segundos sin haberme dado cuenta? ¿pero como puede ser posible si es que nadie tiene una cortadura?. Nos fuimos 3 metros mas allá de donde había estado la sangre y nos revisamos de nuevo, pero nadie mostraba una herida o cortadura de donde emanara sangre, a si que regresamos al mismo lugar y sentí como me llene totalmente de pánico…habían unas nuevas gotas de sangre cerca de donde estaban las gotas anteriores, todos quedamos pasmados y con el rostro que reflejaba un signo de interrogación . ¿Qué pasa? Nos dijimos. Revisa el techo le dije a Ángelo, tal vez hay un gato muerto agrego Cesar; Ángelo reviso, observo y palpo el techo de eternit para ver si la sangre estaba pasando por algún agujero o algo así, pero a cambio no encontró nada, sino una pequeña mancha roja en un rincón de su cubrecama; agarramos otro pedazo de P.H., lo apretamos sobre la mancha y evidentemente era sangre fresca. Me senté nuevamente en la cama con la mirada gacha a especular un rato , Jorge se sentó al frente mió, sin pensar alce la mirada hacia el y sin vacilar exclame: Jorge!! En tu pierna -¿que? ¿que?- ¡una gota de sangre mira!. Jorge la vio y con vehemencia ladeo rápidamente su brazo, limpiando la gota que se encontraba en el, no paso mucho tiempo cuando Isaac se percato de que en su short había una pequeña mancha roja, para esos momentos el miedo ya se había apoderado por completo de nosotros, no sabíamos de donde provenían esas gotas, aunque todavía nos resistíamos a la opción de que sean de uno de nosotros. Cesar hablo nuevamente diciendo que se iba a ir al baño a revisarse de nuevo, tal vez tenga una hemorragia interna, dijo. Todos dijimos yo también quiero ir por eso le seguimos. Salimos del cuarto, Cesar iba adelante y nosotros atrás, procurando no ir últimos, encendió la luz, bajamos rápidamente las escaleras, entro al baño y nosotros quedamos afuera. Recuerdo que Yo estaba recostado en la pared, mientras que ellos estaban al frente de mi sobre los primeros escalones que llevan al segundo piso; gire mi cabeza hacia la puerta del baño y quede totalmente amedrentado al observar una gota de sangre a unos 18cm. míos, a la altura de mi hombro[estoy seguro de eso], una gota, una gota; grite corriendo juntamente con los otros por las escaleras, pero en ese instante no se que me paso que me detuve y dije: alto muchachos, no corran, bajemos que todavía Cesar esta en el baño, revísenme la espalda, talvez este sangrando Yo. Me revisaron pausadamente Jorge Isaac y Ángelo, me observaron bien , pero no pudieron encontrar ninguna cosa sospechosa que diga que Yo era el que estaba botando sangre por algún lugar, mi piel estaba en perfectas condiciones de lo cual ello se convencieron y les dije: vamos , vamos además si hubiese sido Yo la sangre estuviese esparcida por la pared, por la presión que ejerce con mi espalda, pero ¡no! No lo esta esparcida, esta en gota como si alguien la hubiese salpicado, mejor vayamos para que la vean bien. Nuevamente bajamos los 4 o 5 peldaños que habíamos corrido, hasta llegar a la pared que forma un ángulo de 90 grados en relación a la puerta del baño, alce mi dedo índice y dije: Mireeennn … ¿que? ¿y la gota?. Ya no estaba allí había desaparecido, estaba seguro que había estado ahí hace algunos instantes. Cuando bajamos la mirada un poco mas a la altura del ombligo y …


si quieres saber el final, en el transcurso de la semana lo estare publicando... no te lo pierdas!!!

ToñitoV.