lunes, 8 de marzo de 2010 | By: Compañero de Milicia

Sin Descuidos



Ahí esta, parado en medio de una gran multitud, los ojos de miles de personas recaen sobre él, es el centro de atención, el blanco de todas las aguzantes miradas. Es joven, tiene un gran ímpetu, propio de sus años. Es hermoso, sus facciones son casi perfectas, sus verdes ojos parecen centellear pequeñas ráfagas de luz, su níveo rostro inspira confianza a la gente del pueblo, su rubia cabellera le llega a la altura de los hombros, tiene un garbo impresionante, cualquier mozuelo de bello parecer se vería opacado a su lado; además, de hombros arriba sobrepasa a cualquiera de la ciudad. Tiene toda la pasta para ser un gran líder, tal vez sea eso una de la causas de dificultad. De pronto un lluvia de aplausos cimientan a oírse, él se sonroja, aunque por dentro se siente dichoso, la multitud se alborota y al unísono empiezan a escucharse los urra y los… viva el rey; si, Israel tiene un nuevo rey, a decir verdad es el primer rey que tienen. Es comprensible la algarabía mostrada por todas las personas que acudieron al espectáculo. Saúl es el rey de Israel, se gano semejante puesto sin hace [tal vez] tanto merito, el liderato le cayo de pronto.
El día de hoy se levanto desesperado, enfurecido consigo mismo, se suponía que a las 6.00 en punto debía estar fuera de la cama, sin embargo las manecillas del reloj anunciaban la 7.30. Como de costumbre anda muy preocupado por la guerra que se avecina. Tiene que idear la estrategia perfecta, no puede ni siquiera mencionar la palabra derrota; las guerras, estrategias y victorias son su universo. Es por eso que debe darse el lujo de perder unos cuantos minutos. Se encuentra demasiado afanado por los planes que tiene que hacer, necesita suma concentración para saber como atacar la guarnición de los filisteos. Su agenda esta hiper recargada y su interior contiene una sobre dosis de desorden. El tiempo se le ha “reducido” tanto que ya no puede salir a dar una vuelta con su familia, la diversión es parte de otra época, la meditación ya no tiene espacio en su vida y lo que es peor… ya no le dedica tempo a la comunión con Dios.
Te afliges mucho por el trabajo, te levantas por la mañana y lo primero que haces es pensar en lo que tienes que hacer durante el día; crees que no, pero en realidad el trabajo se ha convertido algo más importante que Dios para ti. Quieres tener una buena posición en la vida, no quieres mas la vida de pobre [y no es malo], pero recuerda que esto es pasajero, la vida en la tierra es una preparación para lo eterno., los ESTUDIOS te absorben por completo, el trabajo también, vas a la iglesia pero como una simple rutina que hay que seguir. Tu mente esta en otro lugar, la predicación empieza, pero tu piensas en lo que tendrás que hacer después. Ya no tienes tiempo para la comunión, tus amigos te echan de menos, hasta has dejado de leer tu Biblia como lo hacías antes. ¿Qué harás?
No puede esperar más días, así que manda a traer el holocausto [1samuel 13.9]. no es tarea de él ofrecerlo, eso le corresponde hacer a Samuel, pero como anda tan apresurado se decide a hacerlo por si mismo. Samuel llega, ¡¿Qué has hecho?!, le dice. Saúl ha quebrantado las leyes, ha desobedecido, debió tan solo esperar, pero no lo hizo. “mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón…. Por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mando” [1samuel 13.14].

Saúl va de mal en peor, otra vez desobedeció, ahora cogió de lo anatema y dejo vivir al rey Agag, su vida se ha convertido en un caos, su mundo interior esta totalmente oscuro, lo que empezó con simples preocupaciones laborales lo han llevado por la tangente “el Espíritu de Jehová se aparto de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo departe de Jehová” [1samuel 16.14]. A toda costa quiere matar a David, le tiene envidia, después de la proeza que hizo la gente lo elogia más que a él.
OH, no! ¿Qué has hecho Saúl? Conforme avanzan los días Saúl parece no aprender la lección ¿acaso no se da cuenta que el problema radica en su interior? Saúl ha mandado a matar a los sacerdotes de Nob, 85 en total. Que desgracia, 85 hombres de Dios han muerto por causa de Saúl.
Los días pasa y Saúl sigue igual, no encuentra paz, además quiere dar muerte como sea a David. No hace nada por dar un cambio, parece ya acostumbrado a su forma de vida. El otro día acudió a una adivina, pero ni aun eso le funciono, su tétrica vida esta por llegar a su final. Una guerra y… dejo de existir, una ultima estrategia y su vida feneció. Le costo muy caro el abandonar su relación con Dios. Acabo mal, pereció en lo que tanto afán le causaba.
No digo que acabaras como Saúl [aunque tal vez si] pero el invertir tanto tiempo en cosas que no son para nada espirituales y dejar de cuidar algo tan preciado como lo es tu vida interior, te lleva al caos. Una buena relación con Dios [de corazón] es la base para poner orden dentro de ti. A veces descuidamos nuestro interior y eso nos deja un gran vació. “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida”