martes, 10 de noviembre de 2009 | By: Compañero de Milicia

Destruyendo Fortalezas


Entre la algazara de gente apresurada, logre oír accidentalmente una pequeña fracción del dialogo que unas personas mantenían. En aquella conversación trataban a cerca de as cosas que son pecado, pero que a veces no nos damos cuenta [o no queremos darnos cuenta]. Algunas acciones no están prohibidas en la Biblia y por eso algunos piensan que no esta mal; por ejemplo, en la Biblia no dice que es malo fumarte un habano [esos que tiene el profesor jirafales], pero sabemos por deducción lógica y por una serie de filtro- pasos [si agrada a Dios, si proviene de fe, si ayuda a crecer en tu vida espiritual, etcétera] que no se debe hacer. También escuche decir que si algo llega a dominarte es pecado. Yo seguí con mi camino, escabulléndome como siempre entre mis hermanos, y pensando efímeramente que los “trabajos” que realizaba no me llegaban a dominar, así que todo estaba bien. Ya en soledad me puse a pensar en todo lo que hacia con mucha frecuencia, en lo que pasaba, a veces, mas tiempo de lo necesario. Idee una lista de lo que suelo hacer y fui descartando uno por uno los hechos que no me dominaban, hasta que quedo el que presagiaba desde un inicio que iba a ser el mas difícil de definir entre sometedor o no. Internet era la palabra que sobrevivió a la larga lista de pasatiempos que escribí en mi mente. Entro todos los días al Internet, a veces por mas de dos horas, casi nunca con un fin provechoso [a excepción del blog], me pongo a “chismosear” en el facebook [una vez hasta me dijeron que no pierda el tiempo]ando dilapidando las horas , cuando podría muy bien leer un buen libro; esto y un montón de argumentos mas me repetía en la mente para acusarme de sometido, aunque por el contrario también me decía: no me domina, no me domina!!. Así que para comprobar si en verdad ese acto me dominaba, decidí probarme a mi mismo. Me propuse no entrar alo Internet por tres largos días. El primer día la pase normal, sin desear para nada abrir aquellas ventanillas cibernéticas, aunque en la noche sentí un apocó de tentación para hacerlo. El segundo día estuve un tanto mas inquieto, tenía ganas de ver como iba el blog, que novedades había en las paginas de sociedad, pero con un poco de esfuerzo pude seguir cumpliendo con mi promesa. El día tercero si que fue un martirio, los pensamientos rondaban en mi cabeza, la vocecita [carne] me decía: vamos, entra, ¿a quien le has prometido que no vas a ir, a Dios o a ti?; y Yo decía: a Dios [y me ponía pensar en Eclesiastés 5], pero luego objetaba: no, ahora que recuerdo me prometí a mi mismo y bueno si rompo mi promesa normal. Y la vocecita me decía: anda, anda, anda!!!. Y Yo decía: nooo, ya faltan pocas horas. Así pude pasar este auto examen al que me subordine, claro que con un poco de dificultades que tendré que analizar, pero con algo de tranquilidad al haberlo cumplido.

A veces sentimos que somos victimas de las emociones, de nuestros pensamientos, de lo que la mente nos ordena a hacer, de la vieja naturaleza que aun habita en nosotros [en algunos casos, mas que en otros, con mayor influencia], creemos que no podemos hacer nada contra el PLAN B que nos induce a seguirlo, creando en nuestro ser un rol de dependencia, pensamos que no hay manera de ganarle la batalla al instinto carnal que oprime el botón de: iniciar el plan B. Sin embargo, Dios no ha provisto de un cúmulo de recursos para poder salir airosos de esta contienda que desarrollamos en nuestra mente y poder darle la gloria.

“pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la DESTRUCCION DE FORTALEZAS” [2 corintios 10. 3,4]. Existen algunos tipos de conducta que hemos adoptado en el transcurso de nuestra vida, hábitos que se han alojado en nuestro interior, pensamientos que nos incitan hacía lo malo 7y que se han establecido en nuestra mente como una fortaleza. Aunque somos hijos de Dios todavía luchamos contra esa vieja naturaleza y hasta nos hemos conformado varias veces con las prácticas del mundo, en muchos casos por falta de identidad y en otros por simple placer. Pero la pregunta que gira en torno a esto es, como poder derrumbar estas arraigadas fortalezas. En [Romanos 12.2] dice: “no os conforméis a este siglo, sino trasformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”. Nuestros pensamientos se pueden vencer, pero tenemos que tener el deseo de hacerlo, llenándonos más de la palabra de Dios, escuchando las predicaciones, leyendo buenos libros, consejería, etc...

Hay veces en las cuales nos encontramos con una tentación encima, no sabemos que elegir, si hacerle caso a nuestros vanos deseos, o no. Hace un par de sábados, en la vigilia que hizo mi iglesia, realizamos varios muchachos, un agraciado drama. En una escena de este, se pudo observar minuciosamente el proceso de la tentación, como es que lleva al pecado. Les contare parte de esta escena:

Pedrito era un muchachito de 15 años aproximadamente. Tenia pocos meses de convertido, estaba muy propenso a aceptar lo que el mundo le ofrecían. Ese día se encontraba muy confuso, daba vueltas y vueltas a lo largo de su habitación, pensando en que decisión tomaría, se encontraba entre la espada y la pared, con los escrúpulos al tope. Eso debido a que horas antes había recibido la inoportuna visita de su taimado amigo Raúl, quien le lanzo la propuesta de ir a una amanecida de estudios, que en vez de estudios para Pedrito, tenia como objetivo primordial ver a Ruperto [le chica de ojos café y cabello cobrizo que le gustaba]. Por otro lado, sus padres le habían comunicado que en la iglesia habría una vigilia, para su mala suerte justo el da de la amanecida. El reflexionaba cuan bueno seria ir a la vigilia, tal vez crecería un poco mas en su vida espiritual, sin embargo le agradaba mas la idea de ir a la amanecida, para lo cual necesitaba idear una buena estrategia, ya que sus padres ya le habían negado rotundamente el permiso de ir. Por su mente navegaban lo más sinuosos pensamientos, imaginaba como saldrían las cosas si el iba a la amanecida: Ruperto me hablaría y yo podría aventurarme a decirle lo que no le he dicho por mucho tiempo, además a ella no le gustan los hijitos de mami, tengo que ser “mas libre”; eso, se repetía en su mente. Después de analizar los pro y casi nada los contra, decidió; esperar que Raquel [su hermana] se duerma, que sus padres vallen a la vigilia, y el enrumbar a donde se haría la amanecida. Pero lo que Pedrito no sabia es que era el diablo quien le introducía esas ideas en su momento más critico de pensalona. El diablo le disparaba los dardos de “libertad”, de “orgullo”y de “rebeldia”a su mente, por supuesto que camuflados de sentimientos propios de su edad. Pedrito finalmente fue a la amanecida.

“…sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” [1corintios 10.13b] Pedrito perdió la batalla cuando comenzó a imaginar como ocurrirían las cosas si el fuera a la amanecida, cuando naufrago en el mar de sus pensamientos, la salida para su tentación se encontraba mucho antes. Mientras mas cocinemos un pensamiento errado en nuestra mente, mayoras van a ser las posibilidades de que nosotros lo obedezcamos. A veces a si somos nosotros, como pedrito, tenemos una tentación, pero como imaginamos el placer que nos va a causar seguirlo, terminamos perdiendo la batalla en el interior. De tanto albergar pensamientos carnales en nuestra mente se van haciendo mas fuertes hasta convertirse con el pasar de los días en una fortaleza, totalmente difícil de vencer, pero, ojo, no imposible..

El diablo es padre de la mentira [Juan 8.44] y todavía tiene para engañar a “todo el mundo” [Apocalipsis 12.9]. a veces tenemos una serie de pensamientos y creemos que son de nosotros, pensamos que son propios de nuestra etapa de la vidas, que es normal que lo tengamos porque provienen de nuestros mismos anhelos. Ciertamente pude ser así, sin embargo la estrategia del diablo es introducirte pensamientos para que creas que son tuyos, y después hacer que obedezcas a esos pensamientos. La mejor arma para contraatacar los estratagemas de satanás es la verdad. “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” [Juan 8.32] mientras mas conozcamos la palabra de Dios, mientras mas comunión tengamos con El, va a ser mas difícil que creamos la mentiras de satanás. Satanás es alguien derrotado [no por eso inoperante] y nosotros ya no somos mas esclavos del pecado, sino de Cristo; por lo tanto anhelemos conocer mas a Dios, conocer mas sus verdades, para poder estar preparados. “la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” [filipenses 3.16]

“derribando argumentos y toda altivez que se levante contra en conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” [2 corintios 10.5]. este es el versículo que continua a los que mencione anteriormente. Siempre que se nos presentan las, ya bien mencionadas, tentaciones, aparecen ideas que van en contra de lo que Dios quiere para nosotros, de sus propósitos que El tiene para con nosotros, que se levantan contra su verdad, como lo dice el versículo contra el conocimiento de Dios, por eso decía que es muy importante la verdad. Para salir vencedores de la batalla en le mente, es necesario derribar cualquier argumento negativo. Cuando algún pensamiento malo que va en dirección del plan B, es indispensable llevar ese pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo. Si pedrito hubiese llevado sus primeras torcidas inclinaciones a la obediencia a Cristo, no habría ido a la amanecida. Y al mencionar pensamientos, se refiere también a lo que el diablo te lleva a hacer. Para poder des fruir esas fortalezas se necesita, como anteriormente lo mencione, estar llenos de la palabra de Dios, llevar los pensamientos a la obediencia de Cristo, consagrarnos a seguir una vida conforme a la voluntad de Dios. [Filipenses 4:8] “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Ciñámonos de la verdad, llevemos cautivos nuestros ideales y…

Destruyamos fortalezas